Y, POR FIN, EL DIOS SE APIADÓ DE COLOMBIA
Y como dice una canción del América de Cali, “aquel 19, será el recuerdo que en mí vivirá” . Era un 19, pero de junio. Una tarde lluviosa, oscura y fría. Parecía presagiar lo peor. Que ese pedazo de tierra llamado Colombia iba a sufrir un nuevo revés electoral. Como en los últimos años. Como a lo largo de su historia. Pero luego recordé que la lluvia tiene el significado de fecundación, y todos sabemos que la fecundación significa vida. También significa limpieza y purificación, lo que, precisamente, está por venir para nuestro país. Como lo he mencionado en otros escritos, no recuerdo otras elecciones que generaran tanta expectativa, como las de este año. No solamente porque sale uno de los peores presidentes de la historia, sino también por los candidatos que llegaron a segunda vuelta. Y puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que una generosa mayoría de paisanos, en punto de las 4:00 de la tarde, nos sentamos religiosamente frente al televisor, frente a la radio, frente a las redes