¿GOZAREMOS DEL PERDÓN DE DIOS? CONSIDERACIONES DE LA PRIMERA VUELTA

Ha terminado la primera vuelta presidencial. Por fin, después de cuatro largos y tortuosos años (gracias, en parte, a la brillantez de nuestros queridos paisanos) —donde hemos tenido a uno de los presidentes más deplorables del país— esperábamos con muchas ansias que llegara este 29 de mayo, y por fin, la espera terminó. Y, conocidos los resultados de las votaciones, me permito hacer las siguientes conclusiones respecto al ejercicio electoral.


Tal como lo indicaban las tendencias, Petro fue el absoluto ganador en la primera vuelta. Además de presentar un plan de gobierno consecuente con lo planteado hace cuatro años y demostrar su amplio conocimiento de las realidades socioeconómicas del país, concentró el voto de los ciudadanos inconformes y de quienes se manifestaron en contra del actual gobierno durante los paros del último tiempo. Sin embargo, preocupa el antipetrismo basado en la falsa narrativa del “castrochavismo” y de que “si gana Petro, Colombia se va a convertir en otra Venezuela”, entre otras pendejadas que he tenido que escuchar, lo que lleva a que pueda quedar en desventaja frente a su competidor. Como dato adicional, es curioso que, los territorios históricamente más azotados por la violencia, son los mismos donde ha sacado mayor votación, lo que deja entrever su afán de un cambio político y social.


Por otra parte, el gran ganador de la jornada es Rodolfo Hernández. El Ingeniero, a pesar de su discurso ambiguo basado en decirle a la gente lo que quiere oír —principalmente aquello de que “va a acabar con la corrupción” (aunque sin decir de qué manera)—, de sus declaraciones misóginas, de su populismo, y de “tener a los pobres como sus vaquitas lecheras pagándole casas durante 15 años” y de su juicio por corrupción (irónicamente lo que —dice— va a combatir), la gente se plegó a su discurso y, contra el pronóstico, pasó a segunda vuelta. Habrá que ver cómo resuelve la paradoja que se le presenta, frente al eventual apoyo que tendrá las maquinarias antipetristas pero que, en sus filas, cuentan con una generosa cantidad de los corruptos y hampones de cuello blanco que, según dice, va a combatir.


Pero, la gran derrota la sufrieron los candidatos antioqueños. Por un lado, “Fico” Gutierrez encarnó la derrota de las maquinarias y de los partidos tradicionales, quienes —en su afán de poner otro títere similar a Iván Duque y de continuar gobernando este país cuál finca de vereda— lo llevaron al fracaso absoluto. Queda claro que, definitivamente, los ciudadanos nos cansamos de la misma política de siempre, de que nos gobiernen los mismos y de que los corruptos sigan campantes en el poder y, pese a los poco más de cinco millones de votos obtenidos por “Fico”, solamente ganó en su departamento. Sin embargo, será curioso ver a todas las maquinarias corruptas apoyar a un candidato cuyo discurso es, justamente, acabar con la corrupción.


El otro gran derrotado fue Sergio Fajardo. A pesar de su preparación, de sostener su discurso programático basado en el “no todo vale” y en la educación, y de mostrarse como un elemento no polarizador (como hace cuatro años), pagó caro los errores cometidos desde las elecciones pasadas. Tanto el irse a ver ballenas en plena segunda vuelta presidencial de 2018, apoyar abiertamente el voto en blanco cuando el país ya pedía un cambio, su tibieza a la hora de emitir conceptos, y su poco apoyo a las manifestaciones del paro nacional, ponen en evidencia el inconformismo de la gente hacia su persona y sus ideas políticas. En lo personal, me da lástima por la debacle del centro izquierda porque sigo siendo afín a su ideario, pero era la consecuencia más obvia después de lo acontecido.


No se puede decir mucho de los dos candidatos cristianos (Jhon Miltón y Enrique Gómez), ya que casi no fueron relevantes ni los tuvieron en cuenta para debates e informaciones. Lo que, definitivamente sí me parece curioso y que demuestra el folclorismo del colombiano promedio, es que dos candidatos que habían declinado su aspiración presidencial (Ingrid Betancourt y Luis Pérez), hayan sacado, respectivamente, 14.849 y 12.413 votos. 27.262 cristian@s perdid@s que no se enteran de lo que sucede en el país, que piensan con el culo, que pretendieron demostrar su idiotez, o que no les importa lo que aquí pasa.



Como grandes conclusiones, solamente decir dos cosas. La primera, es definitivo que Colombia eligió un cambio. Sea para bien (con Petro) o para mal (con el Ingeniero), los ciudadanos nos cansamos de las mismas maquinarias políticas y de los mismos partidos tradicionales que nos han gobernado (como si este país fuera una hacienda feudal), y buscamos alternativas de gobierno. La segunda, preocupa que en Colombia nos sigamos creyendo los mismos discursos anacrónicos y mentirosos del “castrochavismo” y de que “Colombia se va a convertir en otra Venezuela”. De verdad, ¿somos tan imbéciles que seguimos repitiendo la misma güevonada de cada cuatro años? Solamente nos queda esperar al 19 de junio, a ver si, por fin se da el cambio que tanto necesita del país, o si Dios se cansó de este país.

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